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General Porfirio Diaz M.

martes, 31 de agosto de 2010

-ARQUITECTURA-

Lo complejo del periodo porfiriano (1876-1911) se ve reflejado en la arquitectura de su tiempo que es , desde finales del romanticismo hasta el modernismo. La Ciudad de México al ser la capital de la Republica va a manifestar más claramente el proceso, las tendencias y condiciones dentro de las cuales se desarrolló la arquitectura de esta singular época y que refleja las contradicciones de la sociedad porfiriana. El Eclecticismo, la permanencia de esquemas y gustos académicos provenientes de las Escuelas de Bellas Artes europeas, que influyeron tanto durante el Neoclásico, la necesidad y el deseo de una buena parte de la sociedad por el revival, y al mismo tiempo su interés por integrarse a la modernidad del nouveau, junto con el deseo nacionalista, basado en la interpretación y el renacimiento de lo prehispánico, retratan claramente, el desarrollo y evolución de una sociedad que con gusto, a cambio del "progreso" se sometía a una dictadura.


Las mansiones señoriales y nobiliarias de la época virreynal, habían perdido para muchas gentes el valor y la nobleza que habían dado fama a la capital un siglo antes, siendo calificadas de severas y tristes. Así, las familias que las habitaban, se desplazaron hacia las nuevas colonias que ofrecían la posibilidad de una vida más "moderna". Por tales razones, muchas de estas mansiones pasaron a ser casas multifamiliares a las que por su nuevo carácter colectivo se les añadieron muros, pisos y otros espacios, para que en ellos pudieran habitar el mayor numero de personas, fomentándose con esto el hacinamiento, la promiscuidad y la falta de higiene de sus habitantes, y al mismo tiempo la mutilación y destrucción, en muchos casos, de los edificios virreinales. Esto trajo como consecuencia inmediata, el completo abandono de estos barrios que, en poco tiempo, se propago también a sus edificios y a sus habitantes.

El inminente ingreso de extranjeros al país y específicamente a la capital, debido a las concesiones otorgadas por el gobierno a empresas extranjeras, trajo como consecuencia inmediata, entre otras, la construcción de un gran numero de viviendas para albergarlos. Por esto, se fundaron nuevos barrios en los cuales la alta burguesía nacional compartió el espacio urbano con ingleses, franceses, italianos y norteamericanos, por lo que estos barrios se les llamo "colonias". Surgieron entonces la colonia Santa María la Ribera (que aunque fundada en 1861, fue durante los primeros años del porfirismo cuando comenzó su verdadero auge), la Guerreo (1874), San Rafael (1882), Cuauhtémoc (1890), Juárez (1898), y la Roma y Condesa (1902.) Muchas de estas colonias poseían amplias avenidas y banquetas arboladas, que permitían pasear a la sombra y admirar, al mismo tiempo, hermosos jardines y residencias de diversos "estilos" que comenzaban a dar a la ciudad un carácter de modernidad que la colocaba a la altura de algunas ciudades europeas.

Por otra parte, hay que tomar en cuenta que muchos arquitectos mexicanos de aquella época, habían recibido su formación profesional en Europa o en los Estados Unidos de Norteamérica, o bien provenían de la Escuela de Arquitectura dependiente de la Academia Nacional de San Carlos en la cual, lógicamente, recibieron una formación también europea. Desde tiempos de Santa Anna fue común enviar a jóvenes mexicanos a hacer sus estudios a Europa; por ejemplo Juan y Ramón Agea fueron enviados por el propio Santa Anna a estudiar a Roma, regresando en 1846 e introduciendo por primera vez los Tratados de Reynaud y Viollet-Le Duc. Antonio Rivas Mercado, estudió asimismo en Inglaterra y posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de Paris, regreso a México en 1879 y fungió como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes a partir de 1903.

Entre los arquitectos extranjeros que vinieron a nuestro país durante el porfiriato tenemos por ejemplo:

• Adamo Boari.

• Emilie Benard.

• Máxime Roisin.

• Silvio Contri.

• Ernest Brunel.

• Luis Long.

• El objetivo de esta investigación, planteada como estancia de año sabático en la ciudad de México (septiembre 2009 - agosto 2010), es la revisión de la arquitectura de la primera década del siglo XX para analizar la incorporación del concreto armado en las obras y proyectos del período. El material que avanzaba internacionalmente con diversas técnicas para su aplicación tuvo en esa su primera década de ensayos en suelo mexicano, con lo cual examinar esos años resulta de gran interés para la historia de la arquitectura moderna latinoamericana.

• A las formas de la tradición académica europea, a la experimentación con las formas del Art Noveau, se sumaría el manejo de materiales variados y novedosos en la arquitectura, fundamentalmente el concreto, a través de su colaboración a las pruebas y mejoras en la producción nacional de cemento en los países de la región por esos mismos años.

• Esa experimentación técnica no sería lo más destacado, a simple vista, en el discurso ni en la práctica de la arquitectura, en medio de las prioridades que la formación profesional condicionaba. Tampoco es un tema que se haya abordado con profundidad en la historiografía de la arquitectura latinoamericana, pues las formas de la tradición académica aún tienen una sombra negativa en la apreciación de los arquitectos contemporáneos. Sin embargo, las descripciones de los proyectos y los informes de obras, así como la hemerografía de la época – especializada o no - se referían a lo novedoso de los materiales y técnicas, al conocimiento de los profesionales involucrados y a la modernidad de las edificaciones en que se empleaba el concreto armado.

• El inicio de las labores en 1902 de la concesión de la firma Hennebique a Ángel Ortiz Monasterio, Miguel Robolledo y Fernando González en la ciudad de México, paralelamente a Rafael Quintero en Mérida, de acuerdo al esquema de funcionamiento de la casa radicada en París, marca un inicio importante, factible de ser comparado con realizaciones de otros concesionarios internacionales en esos mismos años.

• La revolución mexicana, frontera para casi todos los fenómenos culturales del país, y la crisis bélica europea de 1914, frontera para el comercio internacional de occidente, tendría diversos efectos en el avance del concreto armado como sustitución de la mampostería con materiales tradicionales, el hierro europeo se quedaba de aquel lado del mar, pero los materiales y la asesoría norteamericana estarían de este otro, lo cual ejercería su influencia entre las formas y los materiales de la arquitectura por venir.

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